¿Por qué se llaman "Timbres Fiscales"?
Actualmente cualquier persona familiarizada con las finanzas y asuntos fiscales, sobre todo con la facturación 3.3, ha escuchado el término “timbre fiscal”. Si bien, conocemos que este es un elemento que llevan los comprobantes fiscales digitales en el que una cadena de caracteres dan validez a la factura, el origen de este término puede llegar a pasar desapercibido.
Anteriormente los facturistas, personal específico y especializado en la elaboración de estos documentos para las grandes empresas, debían incluir en su elaboración un timbre físico que comprobaba la tributación sobre dicha factura; de igual manera, estos especialistas contaban con instrumentos específicos para su cancelación y manejo.
Los timbres fiscales, asimilaban mucho a los timbres postales, en su forma, uso y hasta en su adquisición, ya que estos eran vendidos en la Secretaría de Hacienda en planillas igual que los timbres postales.
En ciertos países, era posible y legal utilizar timbres postales que hicieran las veces de sus contrapartes fiscales, pero con el paso del tiempo, el valor de los sellos, tanto monetario como institucional, propició que éstos incluyeran mecanismos de autentificación tan complejos como los de los billetes mismos.
Es por esto que ahora usamos los famosos “timbres fiscales” como un elemento más de validación en nuestras facturas electrónicas.
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